Hace seis años la vida, pero
sobre todo mis sueños, me colocaron en un camino muy difícil llamado arte. En este camino conocí a mucha gente, pero
hice sólo unos cuantos buenos amigos, contaditos con los dedos de una sola
mano. Hoy quiero hablarte sobre la persona que, en su momento, me dejó sin
suelo.
Te preguntarás a qué me refiero
con la frase “me dejó sin suelo”, bueno, ella es mi gran amiga Laura Luján
Naveda. Estudié con ella los primeros ciclos de la carrera de Actuación en la
Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD). Cuando nos conocimos, nos
dimos cuenta que había química, éramos un buen dúo y siempre nos prestábamos
para armar revuelo en el salón; su risa y la mía se reconocían de lejos, si por
algo nos caracterizábamos era por ser bulleros y nunca faltaba algún
profesor que nos pidiese hacer silencio en la clase.
Recuerdo que cursábamos el tercer
ciclo de la carrera, un momento algo difícil dentro de nuestra formación
académica, ya que los cursos eran muy pesados y cada uno se iba dando cuenta
que la profesión que habíamos elegido, no era sencilla como quizá pensábamos. Era
2012, cuando ella tomó la decisión de irse a otro país y continuar su rumbo.
Cuando me enteré me alegré mucho por ella, sabía que grandes cosas llegarían a
su vida, pero también me puse triste, se iba mi partner y yo me quedaba solo.
Si bien tenía más compañeros, con los demás quizá no tenía la misma confianza
como con ella. Han pasado seis años, y hoy nos vemos maduros, con otra
mentalidad, con nuevos sueños, retos y proyectos.
Conociendo a Laura Luján:
Después de dos test vocacionales,
uno en el colegio y otro mientras se preparaba para postular a cualquier
universidad, Laura ingresó a la Universidad Femenina del Sagrado Corazón
(UNIFÉ) para estudiar la carrera de Educación Inicial, según ella, algo fácil.
Siempre fue alumna promedio según me cuenta; le gustaba leer, discutir ideas,
pero no estaba conforme consigo misma, ni con la carrera; se cansaba de estar
esperando a ver qué libros le tocaba leer, esperar un horario de clases, un
turno de ciclo. Laura no sabía qué hacer, se cuestionaba todo el tiempo,
dudaba, observaba a sus compañeras y le demostraban la pasión que tenían por la
carrera; sin embargo, ella no sentía lo mismo.
Un día, uno de sus amigos se
contactó con ella para saludarla, bueno, en realidad fue para invitarla a
salir. Ella le comentó por lo que estaba pasando, y mientras se desarrollaba la
conversación, él le contó que estuvo haciendo teatro y ella preguntó “dónde”; así
comenzó la aventura de Laura con el teatro, pero no con el amigo, que por
cierto, nunca le aceptó la salida. Decidida a cambiar de carrera, llegó a casa y
le contó la noticia a su familia, pero para ellos, estudiar actuación no era
estudiar, era sólo un hobby.
Ingresó
a la ENSAD, pero antes de postular llevó talleres de teatro con el reconocido
actor Manuel Calderón en la Asociación de Artistas Aficionados (Triple A). Para
Luján, el mencionado actor es un ejemplo a seguir. Durante la experiencia que
tuvo en el taller de actuación, la mente de Luján se abrió y se cuestionó en
segundos. Luego de haber hecho dos años de carrera en la ENSAD, no quería
quedarse con las ganas de seguir experimentando el loco mundo del teatro, así
que decidió llevar un taller en el Teatro de la Universidad Católica (TUC). Ahí
conoció a otro gran profesor, que dicho sea de paso, le dijo algo que marcó su
vida: “Laurita, te quiero ver pronto en
las tablas”. Laura se lo tomó a pecho y se le metió en la cabeza la idea de
viajar fuera de Perú para continuar con sus estudios. Dejó la ENSAD para
continuar su destino en la Ciudad de la furia, Buenos Aires. Sus padres
entendieron que el teatro no es un hobby para ella, sino, algo más intenso, una
pasión.
De estudiante a profesora:
Estando en Argentina y luego de tomar una gran decisión en su vida, Laura pasó de alumna del Centro de Investigación Cinematográfica (CIC) a ser profesora de su propia academia, incursionando así, en una rama del arte, el baile; dejando en lo alto el nombre del Perú y nuestra gran marinera norteña.
Hoy en día, Coral: Academia de Marinera Norteña, cuenta con un gran número de alumnos que ya están aprendiendo más sobre nuestra cultura a través de éste hermoso baile típico del norte de Perú.
De estudiante a profesora:
Estando en Argentina y luego de tomar una gran decisión en su vida, Laura pasó de alumna del Centro de Investigación Cinematográfica (CIC) a ser profesora de su propia academia, incursionando así, en una rama del arte, el baile; dejando en lo alto el nombre del Perú y nuestra gran marinera norteña.
Hoy en día, Coral: Academia de Marinera Norteña, cuenta con un gran número de alumnos que ya están aprendiendo más sobre nuestra cultura a través de éste hermoso baile típico del norte de Perú.
Laura conoció y seguirá conociendo a muchas personas, algunas se quedarán en el camino, otras avanzarán con ella, pero lo importante es hacer las cosas bien como dice su padre; tiene planeado organizar su primer concurso de marinera norteña, está ansiosa pero con tiempo y calma logrará cumplir las metas que se está trazando.
En palabras de Luján: ¿Qué puedo decir de mi familia? A su manera, están siempre conmigo,
tengo una madre que se preocupa siempre por mí y con unas manos de oro, ella me
hace mis trajes de baile, tengo un padre que es ingeniero químico pero por mi
empezó a aventurarse en el arte, tengo una hermana celosa, amorosa y un sobrino
hermoso, por el puedo saber un poco, sólo un poco que es ser madre. Aquí estoy,
intentando todo, apasionándome por todo, preparándome en lo que es dirección y
actuación de artes escénicas, bailando Marinera y sobretodo queriendo hacer
siempre las cosas bien.
¡Gracias Laura Luján por seguir tus sueños y compartir con el mundo tu talento!
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