domingo, 16 de octubre de 2016

De Lima a Buenos Aires, un emprendimiento artístico

Hace seis años la vida, pero sobre todo mis sueños, me colocaron en un camino muy difícil llamado arte. En este camino conocí a mucha gente, pero hice sólo unos cuantos buenos amigos, contaditos con los dedos de una sola mano. Hoy quiero hablarte sobre la persona que, en su momento, me dejó sin suelo.

Te preguntarás a qué me refiero con la frase “me dejó sin suelo”, bueno, ella es mi gran amiga Laura Luján Naveda. Estudié con ella los primeros ciclos de la carrera de Actuación en la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD). Cuando nos conocimos, nos dimos cuenta que había química, éramos un buen dúo y siempre nos prestábamos para armar revuelo en el salón; su risa y la mía se reconocían de lejos, si por algo nos caracterizábamos era por ser bulleros y nunca faltaba algún profesor que nos pidiese hacer silencio en la clase.

Recuerdo que cursábamos el tercer ciclo de la carrera, un momento algo difícil dentro de nuestra formación académica, ya que los cursos eran muy pesados y cada uno se iba dando cuenta que la profesión que habíamos elegido, no era sencilla como quizá pensábamos. Era 2012, cuando ella tomó la decisión de irse a otro país y continuar su rumbo. Cuando me enteré me alegré mucho por ella, sabía que grandes cosas llegarían a su vida, pero también me puse triste, se iba mi partner y yo me quedaba solo. Si bien tenía más compañeros, con los demás quizá no tenía la misma confianza como con ella. Han pasado seis años, y hoy nos vemos maduros, con otra mentalidad, con nuevos sueños, retos y proyectos.

Conociendo a Laura Luján:

Después de dos test vocacionales, uno en el colegio y otro mientras se preparaba para postular a cualquier universidad, Laura ingresó a la Universidad Femenina del Sagrado Corazón (UNIFÉ) para estudiar la carrera de Educación Inicial, según ella, algo fácil. Siempre fue alumna promedio según me cuenta; le gustaba leer, discutir ideas, pero no estaba conforme consigo misma, ni con la carrera; se cansaba de estar esperando a ver qué libros le tocaba leer, esperar un horario de clases, un turno de ciclo. Laura no sabía qué hacer, se cuestionaba todo el tiempo, dudaba, observaba a sus compañeras y le demostraban la pasión que tenían por la carrera; sin embargo, ella no sentía lo mismo.

Un día, uno de sus amigos se contactó con ella para saludarla, bueno, en realidad fue para invitarla a salir. Ella le comentó por lo que estaba pasando, y mientras se desarrollaba la conversación, él le contó que estuvo haciendo teatro y ella preguntó “dónde”; así comenzó la aventura de Laura con el teatro, pero no con el amigo, que por cierto, nunca le aceptó la salida. Decidida a cambiar de carrera, llegó a casa y le contó la noticia a su familia, pero para ellos, estudiar actuación no era estudiar, era sólo un hobby.

Ingresó a la ENSAD, pero antes de postular llevó talleres de teatro con el reconocido actor Manuel Calderón en la Asociación de Artistas Aficionados (Triple A). Para Luján, el mencionado actor es un ejemplo a seguir. Durante la experiencia que tuvo en el taller de actuación, la mente de Luján se abrió y se cuestionó en segundos. Luego de haber hecho dos años de carrera en la ENSAD, no quería quedarse con las ganas de seguir experimentando el loco mundo del teatro, así que decidió llevar un taller en el Teatro de la Universidad Católica (TUC). Ahí conoció a otro gran profesor, que dicho sea de paso, le dijo algo que marcó su vida: “Laurita, te quiero ver pronto en las tablas”. Laura se lo tomó a pecho y se le metió en la cabeza la idea de viajar fuera de Perú para continuar con sus estudios. Dejó la ENSAD para continuar su destino en la Ciudad de la furia, Buenos Aires. Sus padres entendieron que el teatro no es un hobby para ella, sino, algo más intenso, una pasión.



De estudiante a profesora:

Estando en Argentina y luego de tomar una gran decisión en su vida, Laura pasó de alumna del Centro de Investigación Cinematográfica (CIC) a ser profesora de su propia academia, incursionando así, en una rama del arte, el baile; dejando en lo alto el nombre del Perú y nuestra gran marinera norteña.

Hoy en día, Coral: Academia de Marinera Norteña, cuenta con un gran número de alumnos que ya están aprendiendo más sobre nuestra cultura a través de éste hermoso baile típico del norte de Perú.



Laura conoció y seguirá conociendo a muchas personas, algunas se quedarán en el camino, otras avanzarán con ella, pero lo importante es hacer las cosas bien como dice su padre; tiene planeado organizar su primer concurso de marinera norteña, está ansiosa pero con tiempo y calma logrará cumplir las metas que se está trazando. 

En palabras de Luján: ¿Qué puedo decir de mi familia? A su manera, están siempre conmigo, tengo una madre que se preocupa siempre por mí y con unas manos de oro, ella me hace mis trajes de baile, tengo un padre que es ingeniero químico pero por mi empezó a aventurarse en el arte, tengo una hermana celosa, amorosa y un sobrino hermoso, por el puedo saber un poco, sólo un poco que es ser madre. Aquí estoy, intentando todo, apasionándome por todo, preparándome en lo que es dirección y actuación de artes escénicas, bailando Marinera y sobretodo queriendo hacer siempre las cosas bien.

¡Gracias Laura Luján por seguir tus sueños y compartir con el mundo tu talento!



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